7 de mayo de 2007

Las sandalías de María


La imagen que, a veces, podemos tener de María puede ser equivocada o, cuando menos, no del todo real.

¿Sus vestidos serían los que la imaginería han tallado?

¿Su manto tendría tanto bordado?

¿Sus sienes estarían tan decorosamente adornadas por oro y plata?

La piedad popular, el cariño del pueblo, ha ido -en el discurso de los siglos- añadiendo a la sencillez de María, aquello mejor que el pueblo sabía ofrecerle, brindarle y agasajarle.

Sus sandalias, nos recuerdan la máxima evangélica: ¡bienaventurados los pobres! Ella, si seguimos de cerca sus pasos, nos insinúa que el camino para seguirla no es la grandiosidad de una estatua, sino la grandeza del corazón que cree y espera en Dios.

María, lejos de quedar inmortalizada en piedra o lienzo, es un ser vivo que sigue alentando y aconsejando a los amigos de su hijo. A los que quieren descubrir y avanzar por los caminos de Jesucristo.

¿Veo a María con adornos o radicalmente orientada a los designios de Dios?

¿Contemplo a María, pobre y humilde, o como "diosa" que ocupa un altar?

Ofrecemos, en este mes de las flores, unas sandalias. En ellas habla y se hace presente la pobreza y sencillez de la Virgen.
DAME TUS SANDALIAS, MARIA

Quiero sentir el polvo del camino

para llegar hasta Dios desprendido de todo

Quiero fiarme de la Palabra

y no sustentarme en el alimento cotidiano

DAME TUS SANDALIAS, MARIA

Para transformar mi camino

en encuentro personal y definitivo con Dios

Para confiar en Aquel que habla de lo alto

cuando yo me empeño en mirar hacia abajo

DAME TUS SANDALIAS, MARIA

Para ser y vivir un poco como Tú

sin más brújula que tu fe

ni más amparo que la luz de la luna

DAME TUS SANDALIAS, MARIA

Para decirle a Jesús que, aun con debilidades,

su resurrección es para mí motivo de alegría

llamada a la conversión

oportunidad para una vida nueva

agua fresca en mi existencia oscura y sedienta

DAME TUS SANDALIAS, MARIA

Y, si quieres y puedes,

dime cual es tu paso y tu número

para caminar de igual forma que Tú.

Amén.

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